Fue inaugurado en 1911, aunque como muchas cosas en Roma, su terminación llevó 20 años más. La Ciudad Eterna tiene esas cosas y se la quiere de esa manera, ve la historia como un devenir y aunque pasa el tiempo sabe que luce para la eternidad. La gran escalera, rodeada de los leones alados y a la vez de dos Victorias bronceadas, nos acercan al altar del pueblo italiano en homenaje al "Soldado desconocido" de la primera guerra mundial. A nivel arquitectónico el altar nos muestra los altorrelieves realizados por Angelo Zanelli y la célebre estatua de Roma en el centro.
Por delante está la gloriosa estatua ecuestre realizada en bronce del mismísimo Vittorio Emanuele II. Para completar el monumento, a sus espaldas, nos encontramos con un enorme pórtico con columnas de 15 metros y las ya citadas victorias de bronce.